Olores en peligro de extinción
Todo lo que nos rodea huele, en mayor o menor intensidad y a medida que desaparece lo que nos rodea, lo hace también su olor.
Quiere decir que hay olores que se pierde, se extinguen y/o pueden desaparecer con el paso del tiempo.
Para ello tenemos una opción, la creación de una biblioteca de olores, crear un archivo de todos ellos y a partir de ahí ver cuáles son valiosos y significativos.
Hay aromas que tienen su valor cultural como el aroma de libro viejo, claro todo a nuestro alrededor cambia de manera constante, es por lo que los aromas también lo hacen.
Existen personas investigando y desarrollando técnicas para recuperar olores del pasado extinguidos y preservar los que aún se puedan reconocer.
La mayoría de los espacios culturales se centran en el sentido de la vista y/u oído, se investiga poco acerca del olfato, lo que hace que entorno al ocio se utilice poco el sentido del olfato.
Una serie de pregunta, ¿Cómo se captura un aroma del pasado?
- Mediante fibras de polímero, en contacto con el olor los compuestos químicos a estudiar se quedan adheridos a ellas.
- Separando e identificando a los componentes de una muestra gaseosa, sobre todo los volátiles.
- Con «narices expertas» humanas.
El olor forma parte de nuestro patrimonio, pero es raro que un aroma sea objeto de conservación por derecho propio.
Existen proyectos para cartografiar aromas «smellmaps», hace unos meses os hablamos acerca de ello.
¿Conocemos los aromas citadinos?
Es decir, los aromas de una ciudad, posiblemente les tenemos identificados y situados inconscientemente, pero nadie los archiva o documenta. ¿Cómo olían antes cada lugar de la ciudad y cómo huele ahora? No nos fijamos, no atendemos a la información olfativa y ahí se nos va parte de la historia y del patrimonio.
No queda más que recrear de nuevo aromas perdidos, investigar y recrearnos cuando los encontremos, será el viaje más rápido y barato dentro de nuestro cerebro. Una experiencia sin igual.