OLORES DE VENDIMIA
Llegado septiembre, la vendimia empieza a coger fuerza y gana protagonismo.
Una época aromática y colorida por la llegada del otoño, por no hablar de las tradiciones y costumbres que nos hace vivir este mes, junto a familiares y/o amistades, en el pueblo, campo o en la propia bodega donde se elaboran los caldos, que después serán degustados.
Es cierto que la manera de hacer las cosas, cambian año tras año, e incluso puede decirse que se mejoran los procesos. Las tradiciones y las costumbres permanecen y se heredan desde los más mayores, a los más jóvenes. La vendimia (aunque sea de manera obligada), es una de ellas.
Por ello, muchas personas, tenemos guardados los recuerdos de esta época y los aromas:
Los olores del campo, la humedad del rocío, los de las tormentas (que posteriormente, nos hacen descansar los riñones) y el de tierra mojada.
El de la uva y el mosto fresco (que se queda impregnado en la ropa, suelo, remolque, cestillos, garillos…)
También huele a comidas, almuerzos, meriendas. Aunque ya no se cocina tanto en el campo como antes se hacía.
Y cuántas bocanadas del humo de los tractores nos hemos tragado…
Posiblemente el olor más odioso, debido al esfuerzo, es el del sudor, que mezclado con el mosto y la tierra, nos da un aroma peculiar (aunque por la mañana nos llega el olor suave y fresco del suavizante) y el del réflex, alcohol, cremas antiinflamatorias…debido a los percances de vendimiar (esperamos que sean, los que menos se den este año).
No cabe duda, de que estos olores, son los de la prosperidad y con los que seguiremos avanzando hacia otra añada, en la que podamos celebrar en modo de ferias o fiestas el buen hacer de la sociedad, brindando y compartiendo, como lo haremos este fin de semana en la IV Fiesta de la Vendimia Ribera del Duero.